Caminar más de 12000 pasos al día durante la etapa de educación primaria ayuda al alumnado a disminuir sus niveles de adiposidad, lo que supone una reducción de la grasa acumulada en el cuerpo. Así lo determina un estudio liderado por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) tras monitorizar la actividad física de más de 700 estudiantes entre 4.º y 6.º de primaria durante 30 semanas a través de pulseras inteligentes.
La investigación, realizada en centros escolares de la provincia de Cuenca, ha calculado la adiposidad teniendo en cuenta sus parámetros clave: el porcentaje de grasa corporal, el perímetro de cintura y el índice de masa corporal (IMC) que, a diferencia de la edad adulta, en edad infantil sí otorga resultados fiables. Las mediciones constatan una insuficiente actividad física en la infancia, ya que solo se han alcanzado las recomendaciones de pasos diarios para la edad infantil el 32 % de los días.
Eva Rodríguez Gutiérrez, investigadora principal del estudio, ha observado un descenso significativo de la actividad física durante el fin de semana, motivo por el que subraya la importancia de promover hábitos activos tanto en casa como en el entorno escolar. Y es que los resultados de esta práctica saludable son satisfactorios cuando las recomendaciones se cumplen, al menos, el 40 % de los días del año académico.
A diferencia de investigaciones anteriores, esta contribución científica ha realizado un seguimiento durante el curso escolar completo. Esta novedad metodológica ha permitido demostrar que la monitorización de pasos diarios durante largos períodos de tiempo proporciona una representación más completa y precisa de los patrones de actividad física. Así, el estudio establece que el recuento de pasos diarios se posiciona como una herramienta sencilla, objetiva y accesible para prevenir enfermedades metabólicas y cardiovasculares, siendo la obesidad infantil uno de los factores de riesgo más comunes.
El trabajo, fruto de la tesis doctoral de Rodríguez Gutiérrez, ha contado con la participación de los investigadores Vicente Martínez Vizcaíno, Irene Sequí Domínguez, Sergio Núñez Arenas y Ana Torres Costoso, de la UCLM; y de Pontus Henriksson y Ángel Herraiz Adillo, de la Universidad de Linköping (Suecia).