Irene Marcilla-Toribio, Facultad de Enfermería de Albacete, Universidad de Castilla-La Mancha; Blanca Notario Pacheco, Universidad de Castilla-La Mancha; Bruno Bizzozero Peroni, Universidad de Castilla-La Mancha y María Martínez Andrés, Facultad de Enfermería de Albacete Universidad de Castilla-La Mancha
En las últimas décadas, el crecimiento urbano ha transformado nuestro día a día. Las largas jornadas que pasamos frente a una pantalla, el consumo creciente de comida ultraprocesada y un estilo de vida cada vez más acelerado están moldeando nuestras rutinas de forma poco saludable.
A esto se suma otro problema: el imparable crecimiento de edificios que ocupan el espacio que antes pertenecía a la naturaleza. De ese modo, el diseño de nuestras ciudades podría estar jugando un papel clave en el aumento de ciertos problemas de salud, como la obesidad.
Obesidad abdominal: una amenaza global para la salud
En cualquiera de sus formas, la obesidad plantea serios desafíos para la salud pública, pero la que se acumula en la zona del abdomen se ha convertido en un problema particularmente alarmante. Esta modalidad va más allá de la estética: es un indicador de un alto riesgo de padecer enfermedades metabólicas y cardiovasculares, como diabetes tipo 2, hipertensión arterial y cardiopatías.
Y dentro del enfoque amplio que requiere abordar la obesidad, es fundamental considerar el entorno en el que vivimos: el acceso a espacios verdes, la planificación de las ciudades y el diseño de nuestros barrios juegan un papel clave.
A más verdor, menos grasa abdominal
En este contexto, un grupo de investigadores hemos descubierto que los adultos que habitan viviendas rodeadas de más vegetación urbana presentan hasta un 20 % menos de probabilidades de padecer obesidad abdominal en comparación con aquellos que residen en áreas menos “verdes”. Este descubrimiento sugiere que el acceso a las plantas y árboles no solo mejora nuestra calidad de vida, sino que también puede ser un factor protector frente al aumento de grasa abdominal.
Además, los beneficios parecen ser especialmente notables entre las mujeres y entre personas de menor nivel socioeconómico. En este último caso, vivir cerca de espacios verdes se asoció con una probabilidad un 38 % menor de tener una circunferencia de cintura prominente en personas con bajos ingresos.
Entornos más caminables
¿Y a qué se debe este efecto? El acceso a espacios verdes juega un papel fundamental en la promoción de la actividad física, al ofrecer lugares atractivos para realizar ejercicio. Las ciudades que integran árboles y vegetación en su diseño no solo mejoran la estética urbana, sino que también favorecen la planificación y construcción de entornos más caminables, lo que incrementa los niveles de ejercicio,
Y la actividad física, a su vez, es esencial para mantener bajo control la obesidad abdominal, ya que ayuda a reducir la acumulación de grasa en esa zona del cuerpo.
Los colectivos más beneficiados
Las mujeres podrían beneficiarse más de la vegetación urbana debido a ciertos roles de género, pues ellas tienden a caminar más que los hombres como una forma de ejercicio físico. Se observa que la población femenina prefiere actividades menos intensas y más accesibles que las elegidas por los hombres, quienes suelen inclinarse por opciones de mayor intensidad, como el levantamiento de pesas.
Además, las mujeres asumen con frecuencia roles que requieren más actividad física durante el día, como el cuidado de los niños y la gestión del hogar, lo que puede resultar en un aumento de la actividad física incidental, como caminar.
En cuanto a las personas con menores niveles de ingresos, los espacios verdes ofrecen opciones gratuitas para la recreación y el ejercicio físico. El mayor beneficio podría estar influido por el hecho de este grupo poblacional tiende a caminar con más frecuencia debido a factores como la falta de transporte privado y la necesidad de desplazarse por la ciudad de forma económica.
Repensar nuestras ciudades
Es esencial plantear cómo el diseño y la planificación urbana pueden ser aliados clave para mejorar nuestra salud. Invertir en espacios verdes no solo embellece el entorno, sino que se convierte en una estrategia esencial para construir comunidades más saludables y equitativas y, como indica nuestro estudio, menos vulnerables a problemas como la obesidad abdominal.
Además, estos espacios ofrecen beneficios significativos para la salud mental, al reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. En definitiva, es una inversión con el potencial de transformar nuestras ciudades en lugares que promuevan el bienestar, especialmente para aquellos que más lo necesitan.
Porque como escribió la teórica del urbanismo Jane Jacobs:
“Las ciudades tienen la capacidad de proporcionar algo para todos, solo porque, y solo cuando, son creadas por todos”.
Irene Marcilla-Toribio, Salud pública , Universidad de Castilla-La Mancha; Blanca Notario Pacheco, Profesora Titular de la Facultad de Enfermería de Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha; Bruno Bizzozero Peroni, Investigador postdoctoral, Universidad de Castilla-La Mancha y María Martínez Andrés, Salud pública, Universidad de Castilla-La Mancha
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.